Columna de opinión académico Dr. Marcelo Mella: “Dos muchachos del siglo XX”

El politólogo, académico del Departamento de Estudios Políticos de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Marcelo Mella, se refiere en su columna de La Segunda, al tenso momento político que enfrenta el país, en el marco de las próximas elecciones presidenciales de segunda vuelta.

 

Compartimos la columna a continuación:

 

Dos muchachos del siglo XX.

Marcelo Mella Polanco

 

La elección presidencial se ha convertido en una competencia esencialmente antropofágica en el contexto de la compleja crisis que vive el país. Nuestra crisis política viene de antes del 18 de octubre de 2019 y persistió subyacente por interpretaciones indulgentes de la clase política que definía el desinterés ciudadano como “óptima indiferencia”. Bajo esta mirada, la apatía y el desinterés se interpretaban como un consentimiento tácito. Niveles de participación semejantes a la primera vuelta presidencial del domingo 21 de noviembre (47,3 %), ocurrieron en 2017 (46,7 %), en 2013 (49,3 %) y en 2009 (59,6 %), esta última bajo el antiguo sistema de voto obligatorio.

También en esta elección presidencial, la primera después de octubre de 2019, la clase política ha reorientado las retóricas de campaña, apuntándolas sorpresivamente al pasado, lo que constituye una real paradoja: la respuesta frente al agotamiento de un equilibrio debería ser actualizar la oferta con propuestas de futuro y así restablecer condiciones institucionales. Más aún en un país con efectos económicos severos por la pandemia y una de las peores crisis de confianza en toda su historia.

La reiteración de la practica de cortar-pegar en el programa de Kast para traccionar el apoyo de los partidos de Chile Podemos Más, con el riesgo de caer en un eclecticismo no resuelto en temas valóricos, así como la “pasarela progresista” de expertos y políticos de la antigua Concertación en el comando de Boric, destinada a fortalecer la confianza de los actores estratégicos, son síntomas de este vacío de proyectos históricos en cada sector.

A falta de ideas y definiciones políticas de largo plazo, esta elección presidencial se ha caracterizado por la táctica de la antropofagia política y el uso instrumental del miedo. La utilización reiterada de la descalificación personal y una retórica con acusaciones de “proto-facismo” y “manipulación comunista” nos remontan a los tiempos de las crónicas de las Selecciones del Reader's Digest. Y aunque la administración especulativa de nuestros antagonismos puede resultar efectiva en lo electoral (corto plazo), producirá problemas para el futuro gobierno, cualquiera sea la alternativa (largo plazo).

La composición del Congreso Nacional para la próxima legislatura estará caracterizada por niveles de fragmentación y contrapesos, que podría contribuir a la cooperación y de esa manera, al reequilibramiento del sistema político. Vale decir, estos contrapesos podrían convertirse en mecanismos de “estabilización automática” del proceso.

Existe un antecedente histórico relevante: la Concertación condujo la transición en tres de sus cuatro gobiernos sin mayorías parlamentarias (la excepción fue el primer gobierno de Bachelet). Pero, contrario a lo anterior, una mayor fragmentación y equilibrio de fuerzas en el Congreso podría aumentar los costos de transacción, en un contexto de un gobierno de minoría. En esta última hipótesis, la futura administración deberá ocuparse desde antes de iniciar su mandato en marzo de 2022 de consolidar un escudo de protección parlamentaria para el Presidente y su equipo, así como, condiciones para optimizar la eficacia legislativa del nuevo gobierno.

Hasta que punto la composición del Congreso será una buena o mala condición para salir de la crisis, o si la antropofagia de esta campaña producirá condiciones adversas para el futuro gobierno, no es posible saberlo hoy. Lo que sí sabemos es que la clase política ha mostrado hasta ahora inclinación al corto plazo y al manejo especulativo de los antagonismos, lo que puede contribuir a dificultar las condiciones de una futura administración.

De cara al balotaje del 19 de diciembre, José Antonio Kast y Gabriel Boric, dos muchachos que acuden a retóricas del siglo XX por falta de repertorios para enfrentar una crisis del siglo XXI, en el caso de llegar a La Moneda deberán asumir desde allí el sacrificio de construir un horizonte de largo plazo, o quedar atrapados en los antagonismos generados por una clase política con problemas de oferta e incapaz de dar conducción.

 

La Segunda, página 9, viernes 26 de noviembre de 2021.

 

Puedes revisar más detalles de esta columna, aquí: bit.ly/3xz5irM

El académico considera que la elección presidencial se ha caracterizado por la táctica de la antropofagia política y el uso instrumental del miedo.